En verano la piscina es algo más que una diversión, una verdadera necesidad para soportar las altas temperaturas. Además, la piscina siempre está rodeada de diversión, porque nadar y estar en remojo en un verdadero placer. Zambullirse de repente en el agua y sentir el contraste de temperaturas entre el cuerpo propio y el agua es algo que encanta a muchas personas, especialmente si son niños. Claro que, también entraña unos riesgos y precisa de unas precauciones para evitar accidentes indeseados.
La técnica y la precaución son básicas
Cuando nos lanzamos a la piscina siempre pensamos en la poco vistosa posibilidad de que nos demos un “barrigazo” contra el agua, es decir que en vez de perforar la superficie para desplazarnos bajo el agua en dirección vertical durante unos cuantos metros, nos golpeemos contra esa superficie con nuestra zona abdominal. Aparte de doloroso, eso causa las burlas indisimuladas de todos los que estaban presenciando la escena. Pero, en realidad ese es casi el accidente menor que nos puede ocurrir.
Si hay que tener precaución a la hora de zambullirse en la piscina y seguir una técnica básica es porque pueden surgir problemas mucho mayores, como resbalones anteriores a la zambullida o los temidos golpes contra el fondo de la pileta si la profundidad no es suficiente o el salto no es el adecuado.
Las consecuencias pueden ser realmente graves.
Los beneficios de zambullirse en una piscina cubierta
Si pensamos que no hay nada mejor que una zambullida en la piscina seguro que alguien añade de improviso algo que convierte la experiencia en insuperable: hacerlo con libertad en tu piscina propia.
Efectivamente, tener piscina es una enorme ventaja, sobre todo en las épocas más calurosos, cuando no nos apetece más que refrescarnos para luchar contra el calor. Pero, el placer de lanzarse a la piscina climatizada y cubierta cuando en el exterior hace frío o llueve es algo que nos conquista a todos inmediatamente y amplifica la diversión.
Los beneficios que aporta cubrir la piscina afectan a aspectos muy variados, desde la seguridad y la salud, al protegernos de los efectos nocivos de los rayos UV del sol, hasta lo meramente económico, ya que permite un importante ahorro energético y de mantenimiento. Pero, sobre todo, nos permite disfrutar de nuestra piscina durante todo el año. Con Cubriland, podemos zambullirnos en cualquier estación.