Aunque el agua parezca clara, los azulejos van acumulando, día tras día, restos de cosméticos, polen, polvo atmosférico y minerales disueltos. Con el tiempo, esa película se compacta y deja una pátina opaca que resta luminosidad al vaso e incluso puede convertirse en base para algas y bacterias si no se elimina a tiempo. Para devolver a los azulejos su aspecto vítreo sin dañar el esmalte, conviene abordar la limpieza de forma escalonada, eligiendo el método apropiado según el grado de incrustación.
A continuación tienes un plan de limpieza dividido por niveles de suciedad, pensado para devolver el brillo al revestimiento sin dañar el esmalte ni alterar la química del agua.
- Suciedad ligera: agua
- Depósitos calcáreos moderados: piedra pómez o limpiadores específicos
- Incrustaciones severas: ácido diluido o bead-blasting profesional
- Manchas orgánicas y algas adheridas
- Reduce el mantenimiento de tu piscina
- Prevención: equilibrio químico y uso de cubierta
- ¿Necesitas orientación para tu cubierta?
1. Suciedad ligera: agua-vinagre y cepillo suave
Cuando la superficie solo muestra una capa tenue de grasa solar o polvo, basta una solución casera. Mezcla partes iguales de agua y vinagre blanco, pulveriza sobre los azulejos y frota con un cepillo de cerdas de nailon. El ácido acético disuelve la película orgánica sin alterar el pH del agua y sin riesgos de corrosión. Este procedimiento, repetido cada dos semanas en temporada alta, mantiene el revestimiento reluciente con un esfuerzo mínimo.
2. Depósitos calcáreos moderados: piedra pómez o limpiadores específicos
Si al pasar la mano notas rugosidad blanquecina, el problema ya no es grasa, sino carbonato cálcico precipitado. El vinagre pierde eficacia y se requiere una acción mecánica o química más potente. Una piedra pómez especial para piscinas, utilizada con la superficie siempre húmeda, arranca la cal sin rayar el azulejo. Para revestimientos muy delicados existen geles ácidos de pH controlado que se adhieren al depósito y lo disuelven en pocos minutos; tras aclarar, el azulejo recupera su transparencia original.
3. Incrustaciones severas: ácido diluido o bead-blasting profesional
En zonas de agua muy dura puede formarse silicato cálcico, una costra gris y compacta que no responde a los métodos anteriores. Aquí se recurre a una disolución de ácido muriático al 25 %. Pulveriza sobre el área, espera unos segundos y neutraliza con abundante agua. Trabaja siempre con guantes, gafas y la filtración detenida para que el ácido no circule por el sistema. Si la capa alcanza varios milímetros, lo más seguro es contratar un servicio de bead-blasting: microesferas de vidrio proyectadas a baja presión que pulen la incrustación sin dañar la junta de mortero.
4. Manchas orgánicas y algas adheridas
Cuando el tono verdoso o marrón indica colonias de algas, la suciedad mineral ya se ha mezclado con materia biológica. Debes cepillar fuerte, aplicar un desengrasante alcalino y enjuagar. A continuación, realiza un tratamiento de choque con cloro para destruir las esporas y ajusta el pH entre 7,2 y 7,6. Añade alguicida preventivo para que las algas no reaparezcan en condiciones de calor y luz alta.
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5. Prevención: equilibrio químico y uso de cubierta
Mantener el brillo de los azulejos no depende solo de la limpieza puntual. Un agua equilibrada, con alcalinidad entre 80 y 120 ppm y dureza cálcica controlada, reduce la formación de cal. Cepillar regularmente la superficie impide que la grasa cosmética se endurezca y facilite las algas. El complemento ideal es una cubierta rígida o telescópica: ya que bloquea el polvo, las hojas y el polen, limita la evaporación y protege el cloro de la radiación UV, lo que alarga los intervalos entre limpiezas profundas.
Mantener los azulejos impecables exige actuar antes de que la suciedad se convierta en una incrustación difícil de quitar. Un plan de limpieza progresivo, unido al equilibrio químico del agua y a revisiones periódicas del filtro, garantiza que el revestimiento conserve su brillo desde el inicio de la temporada. Si quieres espaciar aún más estas tareas, instalar una cubierta proporciona una barrera eficaz contra polvo, polen y rayos UV, de modo que los depósitos se forman con menos frecuencia y el agua se mantiene estable durante periodos más largos.
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