Cómo aprovechar al máximo tu jardín con piscina: los 5 consejos de Cubriland

Tener piscina es, de por sí, un gran privilegio, pero sacar todo el jugo a la parcela exige combinar diseño funcional, zonas polivalentes y soluciones que reduzcan el mantenimiento. Con una distribución inteligente podrás desayunar junto al agua, trabajar al aire libre, celebrar cenas con amigos y disfrutar de un chapuzón agradable desde principios de primavera hasta bien entrado el otoño. 

A continuación, te presentamos los cinco pilares que convierten un jardín convencional en un auténtico resort doméstico.

1.Integra la piscina en un recorrido que invite a moverse

A menudo el vaso se sitúa en un extremo y el resto de la parcela queda infrautilizado. La solución pasa por trazar un eje de circulación continuo con tarima sintética, losas de porcelánico o piedra natural sobre gravilla fina. Además si conectas un acceso principal, césped y la playa húmeda con un pavimento antideslizante, los niños podrán corretear sin riesgos y los adultos llegarán descalzos sin ensuciar el agua.

Para reforzar la estética sin saturar el tránsito, añade jardineras bajas de plantas aromáticas como lavandas, romeros o hierbabuena y focos empotrados cada dos o tres metros. De noche, la iluminación rasante realza la textura del pavimento y prolonga el uso del jardín hasta después de la cena.

2. Crea una plataforma polivalente pegada al vaso

Instala una plataforma amplia justo al borde de la piscina con madera o porcelánico exterior, con dos alturas. En la cota más baja, a ras del agua, ubica hamacas reclinables y tumbonas; en la superior, 20-30 cm más alta, coloca sofás modulares y mesas de centro. Durante el día es la zona ideal para tomar el sol o supervisar a los pequeños; al caer la tarde, un juego de focos LED regulables transforma el espacio en un lounge chill-out.

Complementa la plataforma con una pérgola retráctil de aluminio y lamas orientables, podrás abrirla para broncearte, tamizar la luz en las horas centrales o cerrar totalmente cuando llueva. Así, incluso a mediodía en pleno agosto, la terraza se mantiene utilizable gracias a la sombra proyectada y a la brisa que circula.

3. Instala una cocina exterior y gana independencia

Convertir la cocina interior en “base de operaciones” implica idas y venidas constantes, suelos mojados y riesgo de resbalones. Una cocina exterior compacta, con fregadero, encimera resistente y barbacoa de gas o carbón soluciona el problema. Ubícala en el lateral menos transitado de la piscina, siempre a sotavento de la zona de reunión para que el humo no moleste, y reserva espacio para un frigorífico bajo encimera y un armario estanco para vajilla y condimentos.

Gracias a esta instalación, las bebidas, frutas y aperitivos estarán a escasos pasos de las tumbonas, y la familia podrá pasar la jornada entera al aire libre sin pisar el interior de la casa. En eventos nocturnos, basta encender la iluminación led y la encimera se convierte en barra de cócteles con vistas al agua iluminada.

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4. Añade sombra inteligente y rincones de refugio visual

El agua refleja la luz solar y aumenta la sensación térmica; equilibrarla con sombras estratégicas es clave para alargar las horas de uso. Alterna toldos vela, pérgolas con lona microperforada y sombrillas orientables para disfrutar de distintos niveles de sombra según la hora del día. Plantar árboles de copa ligera como jacarandas, acacias de Constantinopla, refresca el ambiente, sino que aporta color y perfume estacional al perímetro del vaso.

Si el jardín colinda con otras parcelas, levanta un seto mixto con cipreses y bambú no invasivo o instala paneles troquelados que actúen como filtro visual. El resultado es un sistema de pantallas que frena el viento, aísla del ruido y crea micro-rincones perfectos para leer, practicar yoga o echar la siesta sin alejarte de la piscina.

5. Protege y climatiza el vaso con una cubierta adaptable

Una piscina descubierta rinde solo la mitad de su potencial: pierde calor durante la noche, se llena de hojas al soplar el viento y el cloro se degrada rápidamente bajo el sol. Una convierte la lámina en una microestancia climatizada. Al cerrar, la cámara de aire mantiene la temperatura, reduce la evaporación hasta un 70 % y evita que entren polvo y polen, al abrirla, la piscina queda totalmente libre para disfrutar del sol.

Combinada con una bomba de calor, la cubierta permite bañarse desde marzo hasta noviembre o incluso todo el año, con un consumo energético sorprendentemente bajo. Además, en materia de seguridad, funciona como barrera pasiva frente a niños y mascotas, y alarga la vida del revestimiento al proteger el agua de agentes externos.

Si quieres saber todas las ventajas y desventajas que implica una cubierta te lo contamos en este post.

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